El lunes, 12 de octubre, RADIO ANDANTE transmitió desde el Espacio Cultural Bufano. Movete con nosotros desde las 16:30,compartamos música en vivo, audios documentales, meriendas y un micrófono en común.
Hacemos la primera jornada de radio abierta.
Un festival que parte de la reflexión y transita un día clave en la cultura Latinoamericana.
Steven Katz, en su libro El Holocausto en el Contexto Histórico, afirma: "Muy probablemente se trate del mayor desastre demográfico de la historia: la despoblación del Nuevo Mundo, con todo su terror, con toda su muerte."
No preguntes dónde vamos, sino a Dónde me Trajiste
A LA LUZ DEL SUEÑO Y AL SON DE LAS VELAS
La Orquesta Onírica es un trío de guitarras que interpreta boleros y tangos con el formato de la serenata. Los miércoles y jueves es anfitriona en una casa de comidas para el público íntimo de Dónde me Trajiste. Cena, música y show se fusionan para pasar una velada deliciosa.
Andrés Drimer es cantante y uno de los guitarristas de la Orquesta Onírica. Hace dos años, ensayaba algunas melodías con amigos en el patio de su casa y los vecinos le tocaban el timbre. No querían molestarlos, intentaban sumarse a la payada aficionada. Drimer vive en el timbre número dos de un complejo de propiedades horizontales en el barrio de Almagro. Uno de los oyentes aprovechó aquellos encuentros para compartir algunos de los manjares preparados en la cocina del timbre tres. En reuniones que parecían juntas de consorcio se entablaron relaciones carnales entre propietarios. Tenían en común el gusto por la música y el buen comer. Andrés Drimer ofreció su casa, Patricio Claisse sus manos gastronómicas, Silvia Hernández dispuso suexcepcional narración y Juan Ignacio Spolidoro junto a Sebastián Antola el rasgueo y los coros en las serenatas. Juntos decidieron abrir un hogareño restaurante. Lo llamaron Dónde me trajiste.
El trío define su género musical como tango not for export, aunque muchos de los espectadores son extranjeros. Luego del primer plato para compartir (berenjenas al escabeche servidas sobre tostadas de pan casero) Drimer, Spolidoro y Antola se acomodan frente a los comensales. Posan de pié como si le cantaran al amor por el balcón. Entre fideos con salsa capresse y “vino pal frío”, según está escrito en el menú, comienzan los boleros tangueros. El Trío los Panchos argentino, los Oscar Aleman del siglo XXI o María Marta Serra Lima con voz de hombre, la Orquesta Oníricainterpreta canciones mientras los asistentes esperan por el postre. Un lugar para sentirse como en casa. Silvia abandona los platos que transportó de la cocina al comedor durante la noche y se prepara para su espectáculo: el culebrón. En voz alta narra las peripecias de un mareau que se perdió por la frontera mientras buscaba a su negra en una pulquería. En un punto de la historia, Silvia ofrece tres finales alternativos a su relato. De fondo, suena el arpegio de la orquesta. Luego de la ovación dedicada a la narradora, se le revela al público que se trataba de una dinámica llamada “elige tu propio culebrón”. Los músicos desaparecen uno a uno tras la puerta que conduce al patio. Prenden un cigarrillo y lo comparten con los comensales satisfechos mientras intercambian algunos piropos.
Lo más curioso es la forma de contactarse con este lugar de ensueño. Se debe realizar una reserva por e-mail y luego comienzan las cadenas del boca-a-boca.
Una trabalenguas, sin fallas para Pablo Fayó
Habitación llena. El Salón Dorado de Dónde me trajiste estaba musicalizado por algún vinilo de jazz. La puerta permanecía cerrada por el frío hasta que, muy torpemente, intentaron abrirla. Ese absurdo juego del tire y empuje en el que todos nos equivocamos hizo estruendos la noche del miércoles. Los comensales abandonaron sus tenedores. Giraron sus cabezas al unísono: Pablo Fayó hizo su entrada.
La propiedad horizontal de Almagro o, como la conocen en el barrio, la Casa Chorizo convoca a un músico distinto cada miércoles y jueves. La Orquesta Onírica sazona sus platos principales con algún cantor de tango que toca un instrumento arrabalero antes de sumergir a la audiencia en el son del sueño.
Acostumbrado a tocar con bandas numerosas, Fayó comenzaba sus frases de presentación con la primera persona del plural. Se corregía frente al público: “nosotros… yo”. Aquél error se convirtió en el estribillo de sus intervalos. Su sentido del humor instalaba en el ambiente un calor de hogar. Cada canción tenía una anécdota. Dibujaba paisajes en las melodías de Gardel y Le Pera. Quizás se deba a que Fayó, de día, cuenta historias con imágenes. Es un reconocido caricaturista que habita el Abasto y se codea con las raíces del Zorzal.
Pablo Fayó tiene un timbre de voz que nos es muy familiar. Un invitado perfecto para la Orquesta Onírica que no dudó en subir un pié a una silla robada de alguna mesa para empezar a rasguear El Sur.